07 Feb JUVENTUD LATINOAMERICANA EN LA COP26: Apreciaciones sobre el precio de nuestro futuro en las negociaciones climáticas.
Por María Grazia Campos Veintemilla
Han transcurrido unos meses desde la realización del evento más importante después de la Segunda Guerra Mundial: La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en Glasgow, Escocia.
Pero, ¿Qué es la COP 26?
Es la 26ava reunión de la Conference of the parties (Conferencia de las partes), es el órgano supremo de la CMNUCC. Se reúnen cada año los 196 Estados Partes y la Unión Europea para negociar soluciones frente al impacto del cambio climático y definir el futuro de nuestro planeta. El año pasado debido a las restricciones de la pandemia se imposibilitó su realización.
Y, ¿Qué se negocia?
Limitar el aumento de 1,5° C de temperatura debajo de los niveles pre industriales a través del Acuerdo de París. Para conseguir este objetivo, los Estados Partes en el artículo 3° del Acuerdo de París se comprometieron a presentar reportes ante la COP y explicar cómo se están adaptando y, a la vez, mitigando sus emisiones de carbono.
¿Cuánto tiempo demorará negociar?
Es un proceso complicado, la quema de combustibles fósiles continúa, según un análisis realizado por Global Witness, debido a una mayoritaria representación de las industrias contaminantes dentro de las negociaciones. La transición a energías renovables no es posible de manera inmediata porque afecta grandes intereses económicos. Además, no todos los Estados Partes han actualizado sus reportes, y en una reciente evaluación de todos los planes nacionales presentados ante la COP26 la temperatura se limitaría a 2,7 grados a fines del presente siglo.
¿Qué significa un grado más y un grado menos?
Un grado significa la desaparición de islas enteras, intensificación y aumento en la periodicidad de incendios forestales, sequías, inundaciones, proceso de sabanización de la amazonía, y se podría continuar enumerando las consecuencias que; con el aumento de 1.1° grados Celcius en los dos últimos siglos estamos presenciando. Un grado más representa la pérdida de vidas humanas y biodiversidad, proliferación de enfermedades, se agudice la crisis económica, pérdidas agrícolas, menor disponibilidad de agua en los países de Latinoamérica, según un informe de Cepal.
¿Qué podemos hacer?
Cambiar el modelo económico extractivista. Para conseguirlo se invoca el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas establecido en el Acuerdo de París, pero, ¿por qué diferenciadas? Porque los países más desarrollados son responsables de la crisis climática; China y Estados Unidos, lideran la lista.
Solo podemos conseguir resistir el actual endeudamiento económico, migrar a energías renovables y transformar a las comunidades en infraestructuras resilientes con la cooperación de los países en vías de desarrollo, a través de transferencia de financiamiento y tecnología.
¿Se ha conseguido la transferencia de financiamiento?
Existe una promesa incumplida de $100 mil millones dólares al año en finanzas desde hace una década. Un punto central de las negociaciones climáticas se basó en concluir la reglamentación del artículo 6° del Acuerdo de París, y en el texto final denominado Glasglow Climate Pact (Pacto Climático de Glasglow), los países desarrollados asumieron el compromiso de duplicar su financiación en adaptación dentro del objetivo de $100.000 millones de dólares anuales para 2021- 2025.
Nuevamente, ¿Qué podemos hacer?
Las juventudes de Latinoamérica representaron en la Cumbre un poder movilizador en las calles, situando en la agenda pública la exigencia de reales soluciones.
Nicki Becker, activista por la justicia climática y fundadora de Jóvenes por el Clima Argentina nos comenta respecto al artículo 6° del Acuerdo de París:
“El artículo 6°, es un artículo importante porque nunca habla de los mercados de carbono, habla de cómo cooperar internacionalmente”, puntualiza inclusive en la entrevista que existe un riesgo en lo establecido con los actuales mercados de carbono al eliminarse la palabra “derechos humanos”; según nos explica, estará permitido reducir emisiones y desplazar pueblos enteros; además señala que existe un engaño de cómo se cuenta esa reducción de emisiones.
En ese mismo sentido, Mírela Coelho activista climática y estudiante bahiana, miembro de la delegación Engajamundo en la COP26; nos comenta:
“Los mercados de carbono ya se han probado con reglas generales para que cada lugar pueda implementar su propio mercado y, si todo esto estuviera bien organizado con transparencia, podría funcionar” pero “no está funcionando en Brasil” – recalca, debido al doble conteo.
En el pasillo, a días de terminar la COP26, me encontré con Juan Pablo Sierra, Codirector de la organización “Pacto por el Clima”, al preguntarle por los mercados de carbono responde:
“Es importante entender que, para contrarrestar la crisis climática no solo hay que basarnos en el prohibicionismo de todas las actividades que existen en detrimento del medio ambiente, también hay que crear incentivos económicos que redirijan ese tipo de actividades y contribuyan al cambio climático; la redirijan a actividades que puedan ser más compatibles con los límites planetarios” propone que cualquier mecanismo dentro del mercado debe tener una aplicación justa, transparente y acompañarse de otro tipo de regulaciones. Juan Pablo, nos indica que el mercado no va a solucionar todos los problemas de la crisis climática, y en Colombia tienen evidencia sobre los problemas que pueden causar los mercados de carbono, puesto que se están vendiendo más créditos de carbono de lo que realmente está representando en absorción del mismo, según un último reporte de Carbon Market Watch.
En la misma línea, Melissa Jiménez de nacionalidad mexicana y miembro de la Red de Sustentabilidad del Instituto Max Planck, cuestiona las decisiones adoptadas:
“Pagar por contaminar es hacer al sistema económico cómplice de la crisis climática, al sistema y a los países que lo hacen”, asimismo, nos comenta sobre el Pacto Climático de Glasglow: “Es un parche el cual se va a despegar fácil, al pretender enmendar lo que no se ha hecho en 26 años” indica Melissa.
Nicky Becker nos señala que, “La juventud tiene un rol esencial (…) en el presente, lograr esos cambios a través de presión a los líderes mundiales, pero justamente lo que están haciendo no es suficiente”.
El documento de las juventudes en Latinoamérica presentado en la COP26 exige a sus gobiernos mejorar sus mecanismos de financiamiento, y destinar el 50% de financiamiento a la ejecución de planes nacionales de adaptación enfocados a aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad, exige además eliminar los subsidios de combustibles fósiles al 2030, entre otras demandas.
Mientras tanto, los mecanismos de bonos de carbono sin fiscalización parecen encaminarnos al colapso ecológico, el retardado financiamiento, y la dependencia económica de los combustibles fósiles son consecuencia de las reglas impuestas por el actual mercado; entonces hay esperanza si replanteamos las reglas con nuevas alternativas en defensa de los derechos de la naturaleza, si imaginamos un planeta habitable con acceso al agua, alimentos; asegurando el derecho a un clima seguro.
Los informes científicos no han advertido sobre el poco tiempo que resta para frenar el aumento de temperatura, es urgente exigir mejorar los canales de participación en las negociaciones climáticas y transparentar el proceso de cómo se negocia el precio del carbono, significando también, el precio de nuestro futuro.