22 Feb Si creías que lo digital no contamina, chécate esto.
Por Edith González Cruz
En temporada de pandemia, home office y encierros obligados, la mayoría de la gente se ha hecho a la idea de que contamina menos, se cree que la vida digital es menos contaminante, nada más lejos de la realidad.
En el 2017, la organización Greenpeace indicaba que si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo. Asimismo, calculaba que la huella energética del sector de las tecnologías de la información equivalía a un consumo de aproximadamente el 7% de la electricidad mundial. Desde entonces, las cifras no dejan de crecer.
En el 2020 el consumo de internet, el uso de dispositivos móviles y el consumo de datos digitales se incrementó. Un estudio de We Are Social y Hootsuite, señala que en promedio las personas que navegan en internet lo hacen durante 6 horas y 54 minutos, 11 minutos más que el año anterior; más 3 horas 24 minutos que pasan viendo videos en streaming y 2 horas 25 minutos viendo redes sociales. Haciendo cálculos, gastamos 42% de nuestra vida ‘on line’. Este incremento significa un mayor consumo de energía eléctrica y por tanto de emisiones de dióxido de carbono (CO2).
La Organización Meteorológica Mundial señaló que para el 2030, en el peor de los escenarios, las tecnologías de la información (TICs) podrían usar hasta el 51% de la electricidad global y contribuir hasta en un 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) emitidas a nivel mundial.
A la fecha, se estima que el 34% del tráfico por internet está relacionado con la transmisión de video y, a mayor calidad y definición (HD) de video, mayor consumo de energía para su transmisión.
Eso en lo que respecta al consumidor final. En el origen, es decir, en los grandes centros de almacenamiento de datos también se generan emisiones. Un informe publicado en la revista Nature, indica que estos centros de datos generan un 2% de las emisiones mundiales de GEI, ya que aquí se mantienen equipos encendidos todo el tiempo y las instalaciones deben estar climatizadas a cierta temperatura.
Para Gabriela Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) “muchas de estas unidades se enfrían por agua, es una especie de suelo flotante y abajo está el agua, y si se mueve enfría el cuarto. Estos servidores enormes que están repartidos por el mundo tienen un sistema de refrigeración, unos con agua, otros con aires acondicionados, y todos crean una cantidad de CO2 impresionante. No nada más es lo que consume el equipo como tal, sino también su mantenimiento. Aires acondicionados y equipo para controlar el clima generan mucho CO2”, apunta la ecóloga.
Comparativamente hablando, una búsqueda en internet genera 7 gramos de CO2, mandar un email hasta 50 gramos, dependiendo si es solo texto o con imágenes, ver un video durante una hora 720 gramos de CO2.
En un mundo donde el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) es el futuro cercano, donde la interconectividad de nuestros dispositivos móviles con todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida diaria, desde encender las luces, hasta hacer las compras, es el destino inevitable, pensar en desconectarnos ocasionalmente, no sólo nos ayuda a nosotros mismos, sino al planeta.
Los expertos recomiendan que para evitar la contaminación digital, optemos por utilizar formatos de baja resolución o de plano, omitir el consumo de videos HD, además de limpiar periodicamente nuestra bandeja de entrada, evitar la transmición de información vana como las cadenas de WhatsApp, los memes o los GIFs.