07 Jun Empleos verdes para la recuperación post Covid-19
- 40% del empleo formal total en el mundo depende de los ecosistemas.
Por Edith González
Para aminorar los efectos de la crisis sanitaria, económica y laboral, que continuará al menos hasta el 2022, una de las soluciones más inmediatas es la creación de empleos verdes. Apostar por una recuperación ‘verde’ es la única salida viable ante la confluencia de problemas mundiales agravados por el cambio climático.
Pronósticos del Foro Económico Mundial apuntan a una generación de 350 millones de empleos verdes de aquí al 2030 y un volumen de negocios cercano a los 10 billones de dólares, eso siempre y cuando las empresas y gobiernos apuesten por un desarrollo sostenible.
De manera similar, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que a pesar de que el desempleo crecerá en los próximos dos años, hacia el 2030 se crearán nuevos empleos verdes a nivel global. Si bien, se producirán algunas pérdidas laborales, como en la industria de la refinación y extracción de petróleo, la minería o las industrias con alta utilización de recursos naturales, muchos otros empleos se crearán en el ámbito de la transición energética, la economía circular, la construcción sostenible, la industria limpia, las inversiones y finanzas verdes, la agricultura orgánica, la agroforestería o el turismo.
A diferencia del Foro Económico Mundial, la OIT es más mesurada y estima que en estas nuevas industrias se podrían crear 24 millones de empleos verdes. Tan sólo en la economía circular, se podrían crear unos 6 millones de nuevos puestos de trabajo en el reciclaje y la gestión de residuos, así como en la creación de nuevas empresas sostenibles en sectores económicos clave.
Por su parte, las Naciones Unidas indica que tan sólo en América Latina y el Caribe podrían generarse alrededor de 35 millones de nuevos empleos verdes relacionados con una transición energética hacia el 2050.
Los empleos verdes ya existen y sí son redituables
Los empleos verdes no son cosa del futuro, actualmente hay más de 1,200 millones de personas (40% del empleo formal total en el mundo) que trabajan directamente en actividades que dependen de los servicios ecosistémicos y del medio ambiente, como es la agricultura, la pesca, la silvicultura o el turismo.
En América Latina, los países que emplean a más personas en actividades verdes relacionadas a sectores de energía solar y transporte eléctrico son: México con 56 mil personas, Ecuador con 44 mil, Argentina con 15 y Brasil con 1 millón.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define los empleos verdes como empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética.
Mientras que el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA), señala que los empleos verdes reducen el consumo de energía y materias primas, limitan las emisiones de gases de efecto invernadero, minimizan el desperdicio y la contaminación, protegen y restauran los ecosistemas y desarrollan empresas para que las comunidades pueden adaptarse al cambio climático. Estos empleos se pueden encontrar en cualquier sector económico y cualquier empresa y se distinguen además por ser trabajos decentes.
Los empleos verdes son una alternativa real y con futuro, sobre todo si se considera que, como lo indica la OIT, a la fecha, 500 millones de personas en todo el mundo está infrautilizada, es decir, que pueden y quieren trabajar pero no encuentran dónde, o trabajan menos horas remuneradas o trabajan pero su empleo es insuficiente tanto para cubrir sus necesidades básicas como para su desarrollo profesional pleno.
Si bien, los empleos que más han crecido y seguirán creciendo en esta nueva era laboral son los vinculados al sector de las energías renovables -porque es donde más se ha invertido y donde más urge empezar la descarbonización-, hay otras áreas con alto potencial como las tecnologías verdes, la construcción de infraestructura sostenible, la electrificación del transporte y alumbrado público, la gestión de residuos, los sistemas de purificación del agua y aire, la restauración de suelos, los nuevos métodos de polinización, las cooperativas de servicios ambientales, la producción y transformación de biomasa o las finanzas sostenibles, por mencionar algunos ejemplos.
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