10 Sep Beca YATTAY: Conoce a las ganadoras
Tras un gran proceso de selección con los estudiantes de la Universidad César Vallejo de Perú, el Equipo de Yattay ya tiene a sus dos ganadoras de esta primera convocatoria de la Beca Yattay: Embajadores por la Sostenibilidad.
Ambas del campus de Trujillo, han demostrado con su trayectoria y su interés ser merecedoras de esta iniciativa, en la que han aceptado sus compromisos. Asimismo, participarán en un programa de formación en sostenibilidad durante este curso 2021/2022 para poder marcar el cambio entre sus compañeros.
¡Conócelas!
Tiffany Burgos
- Estudiante de Ingeniería Industrial
- 1º puesto en la “Feria de innovación y emprendimiento-FINNEM 2018” en la categoría “emprendimiento”, a través de la idea de negocio de una empresa digital de diseño gráfico personalizable – aporte a ODS 8 Y 9.
- 2º puesto en la “Feria de innovación y emprendimiento-FINNEM 2019” en la categoría “Innovación”, a través del proyecto de biopolímeros en base a elementos orgánicos “ECOFLEX”– aporte a ODS 9,11,12.
“Durante mi vida siempre he creído que la acción más pequeña vale más que la intención más grande. El poder contribuir con mi entorno y contribuir con mi sociedad es lo que me inculcaron desde niña, como jóvenes tenemos una gran responsabilidad para el cuidado de nuestro planeta, proponer iniciativas son fundamentales para tomar acciones importantes y decisiones que puedan marcar un antes y después.
Como estudiante pude conocer diversos factores que motivaron mi interés por el aporte de un desarrollo sostenible, en el colegio tuve la oportunidad de hacer diversos proyectos, que despertaron mi creatividad para generar nuevas ideas. Así mismo durante mi tiempo como estudiante universitaria tuve la dicha de poder asimilar una realidad que necesita ser mejorada a través de la investigación y análisis de la sociedad, me di cuenta que solo basta con tomar un pequeño paso para cambiar tu rumbo. En mi carrera de Ingeniería Industrial la innovación y emprendimiento son habilidades que día a día se busca ir adquiriendo, en mis primeros semestres , pude proponer proyectos que de cierta manera ayuden a generar menos contaminación y aporten a las mejoras del medio ambiente, jamás pensé poder obtener un reconocimiento de ello sin embargo, un dicho celebre se quedó muy impreso en mi mente que decía “el querer es poder” y mi equipo de proyecto junto conmigo quisimos hacer el intento de plasmar una idea abstracta en su momento pero realista y no imposible de hacer, para entender la responsabilidad y ayuda que podrían tener este tipo de proyectos para el medio ambiente. La creación de biopolímeros en base a diversos recursos es una gran alternativa que actualmente está siendo muy utilizada en el mercado actual.
El involucrarme en diversos voluntarios durante mi vida universitaria, como por ejemplo limpiar la playa de mi ciudad, me permite abrir mis panoramas y entender la verdadera razón de responsabilidad social con la comunidad, con el país y con el mundo. Así mismo, ser parte de una organización internacional que promueve el liderazgo y promulga la aportación hacia los objetivos de desarrollo sostenible, me hace tener en cuenta que los jóvenes somos el verdadero
cambio que el mundo necesita si tomamos conciencia y sabemos el poder que tenemos para transformar nuestro alrededor.
Por otra parte, mi universidad ha sido de gran soporte para mi crecimiento y obtención de oportunidades, que me ayudaron a seguir despertando mi sentido de desarrollo o conciencia con la realidad. Haber sido seleccionada para ser parte del equipo de embajadores YATTAY, me permite fortalecer mi propósito de servicio hacia mi comunidad estudiantil, me siento realmente agradecida por esta gran oportunidad, porque sé que el mayor beneficio es todo el aprendizaje, fortalecimiento e involucración de mi persona con mi entorno y liderazgo que puedo potenciar a través de esta experiencia, siendo así que, podre ayudar a muchos más jóvenes como yo que buscan siempre alinear su compromiso y accionar para el desarrollo de un mundo mejor.”
María Grazia Campos
- Bachiller en Derecho por la Universidad César Vallejo.
- Representante del Grupo Impulsor Juvenil ante la Comisión Nacional de Cambio Climático.
- Fundadora del colectivo por el clima “Activista Reportando”.
- Becaria del Programa de Liderazgo en Gestión Hídrica con enfoque de género.
“Hace seis años visité las 284 lagunas del Alto Perú, a 4000 mil metros sobre el nivel de mar. Junto a otros jóvenes ambientalistas acompañamos la lucha de campesinos y ronderos en la recuperación de su territorio concesionado.
En todo el trayecto desde los campos de arroz de mi valle hasta lo más alto de la cuenca hidrográfica, mi emoción sobrepasaba cualquier molestia, no obstante, al acercarnos a nuestro destino, languideció nuestro entusiasmo al palpar el rastro de la minería, al convertir los paisajes de tierras verdes en tierras inertes. Nuestra movilidad se descompuso, caminamos y encontramos un camión quien muy amablemente nos condujo hasta las lagunas, a metros de éstas, divisamos un gran fuerte policial en defensa de la minera, y a la vez parecía significar un sobre aviso para quienes intentaran protestar demasiado cerca.
Al llegar, me vestí de sacerdotisa de moro, una lideresa moche de la cultura ancestral de mi valle. El propósito de la representación era acompañar el ritual milenario denominado “Yaku Raymi” ó “Fiesta del agua”; rindiendo a su deidad el agua, cánticos y obsequios. Por primera vez, me conectaba de una manera distinta con la cosmovisión andina, adhiriéndose para siempre en mi ser.
Solo el compartir tan familiar nos alentaba a seguir, el viento helado, el sabor a coca y el trago para no desmayarnos.
La canción “la flor de retama” nos devolvió la dignidad en memoria de los caídos por esta minera que al parecer había enfermad, hostigado y perseguido a los guardianes del agua, una lucha por recuperar una cuenca de su divinidad azul, y que en la actualidad el Tribunal Constitucional por su carta magna no reconoce intangible. El agua fluye y se acumula en dirección al poder.
Recuerdo al término de la ceremonia, se me acercaron un grupo de ronderos, solicitaban preocupados el mismo apoyo en la recuperación de su fuente de agua, en ese momento, mi camino se esclareció: debía convertirme en abogada y buscar de justicia social y ambiental. En la universidad nos inculcaron la capacidad crítica, teórica y practica para comprometernos con las causas comunes de nuestras naciones.
Considero que la participación indirecta en la toma de decisiones nos puede conducir a un futuro indeseado, por lo tanto, las juventudes debemos ser considerados un actor presente en los espacios de participación pública; por ese motivo, se ha diseñado una ordenanza cuyo modelo posibilitará reservar dos escaños a los jóvenes en las Comisiones Ambientales Regionales a nivel nacional, además, estamos construyendo una declaratoria juvenil climática en la L- COY Perú. Me siento agradecida con Yattay por haberme seleccionado, y con ello, seguir planteando acciones frente a la crisis climática desde mi universidad.
Con el colectivo de mujeres por el clima “Activista Reportando”, creemos que la lucha es colectiva junto a las organizaciones indígenas y amazónicas; en este mes estamos impulsando propuestas consignadas en el Pacto Ecosocial, entre ellas, ratificar el Acuerdo de Escazú.
Mientras exista vida que defender, la lucha continúa.”