20 May La tercera Revolución Industrial ya llegó
- La economía circular protege a las empresas contra la escasez de recursos y la volatilidad de los precios.
- Las empresas deberán ser sostenibles si o sí.
Por Edith González
La crisis climática que atravesamos a nivel planetario ya no da opción ni alternativas: debemos ser sostenibles si o sí, y en este contexto las empresas son las primeras que deben interiorizar la sostenibilidad.
Ya sea para reducir costos, para acceder a financiamiento o para atraer a más consumidores, las empresas de todos los sectores deben asumir que, ya no hay tiempo que perder: la sostenibilidad es la única manera de estar en el mercado.
Esto significa que deben transformar sus procesos productivos desde la óptica de la economía circular, es decir que sus productos y servicios reduzcan su huella ecológica en la fabricación, distribución y uso de los mismos.
Se trata de cambiar la antigua mentalidad de explotar los recursos naturales, transformarlos, producirlos, venderlos y desecharlos. De ahí que a esta nueva época se le denomine la “Tercera Revolución Industrial (TIR)”, propuesta por el economista Jeremy Rifkin y aceptada por el parlamento europeo en el 2007. Muchos de sus principios están asentados en el New Green Deal europeo y ya desde el 2015 en el Plan de Acción de Economía Circular que señala “la economía circular impulsará la competitividad de la Unión Europea al proteger a las empresas contra la escasez de recursos y la volatilidad de los precios”.
Esta nueva economía circular consiste en producir de manera mucho más eficiente a lo largo del ciclo de vida de un producto. Algunos de sus principios básicos son los siguientes:
- Reciclar y reutilizar las materias primas originales. Será un requisito que los productos tengan reparabilidad, durabilidad, actualización, reciclabilidad o recuperación de materiales. Por ejemplo, la industria de la alimentación ya recicla el PET y otros materiales para darle un segundo o tercer uso a las materias primas originales; mientras que la industria textil también está reciclando las telas para transformarlas en nuevas prendas.
- Reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Ser más eficientes en el uso de recursos, tanto energéticamente con energías renovables y el uso de equipos ahorradores de electricidad, agua y combustibles.
- Mínima generación de residuos. Innovar con menos empaques para generar el mínimo de residuos y, en su caso, que éstos sean elaborados con materiales reciclables o que puedan tener un segundo uso.
- Huella ecológica de los productos. Dar al cliente la información suficiente para la toma de decisión y que ésta cumpla con los requisitos de fiabilidad, exactitud y claridad. Así como las facilidades para el reciclaje de los productos consumidos, con la idea de recuperar los materiales y transformarlos en otros productos.
- Generar cadenas de valor. Contemplar estrategias de tratamiento final de la vida útil de los productos como es la Responsabilidad Extendida del Productor (REP).
Bajo estos principios, la economía circular propone cambiar la percepción de adquirir productos, por la servicios, principalmente en sectores estratégicos como: la alimentación, la industria, la construcción, la energía, la movilidad y las finanzas. Por ejemplo, las refresqueras venderían bebidas y no botellas, compraríamos el líquido pero regresaríamos los contenedores. Otro ejemplo es en la industria textil, aquí compraríamos el diseño, pero devolveríamos la materia prima que es la tela. Se trata de una responsabilidad compartida entre empresas y consumidores, donde el mediador es el gobierno al regular estos procesos.
Este cambio de mentalidad empresarial es fundamental porque ya quedan pocos recursos en el planeta. Recordemos que ya hemos sobrepasado la mitad de los nueve límites planetarios: el cambio climático, la tasa de extinción de especies, los cambios en el uso del suelo y los flujos biogeoquímicos de fósforo y nitrógeno. Si bien, estos subsistemas fueron identificados como rebasados en el 2016, para este año, en medio de la crisis por la COVID-19 seguramente ya se puede anexar otro: el de la disponibilidad del agua, recurso sin el cual ningún proceso productivo podría funcionar.
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